jueves, 29 de diciembre de 2022

El amor todo lo cambia

 ¿Por que duele tanto amar? ¿Si amar debería ser una bendición? Porque en realidad no nos amamos y en su defecto, no amamos.  


Dicen que lo único que no engorda es tragarse el orgullo, pero esa es una dieta que no todos estamos dispuestos a empezar ¿No? Muchas veces creí que el orgullo, el mal llamado "ego" haría que mi mundo sea siempre una fortaleza, pero no, cuando amás, o te das cuenta que amabas como no amaste en tu vida, esa coraza se destroza y se acaba la gran mentira que se vivió durante años. 


Las preguntas más complejas en lo que respecta al amor son pocas, pero hay una a la que muchas veces se le balbucea respuestas armadas sin sentirlas. 

¿Cuál es? la que se hace en esos momentos idílicos o de desesperación ¿Qué harías por amor? 




Las respuestas comunes son: daría la vida, me iría al fin del mundo, esperaría toda una vida, dejaría mi mundo entero por esa persona. 

Y ahi empiezan las risas de muchos y el asombro de otros. 

Pero el amor tiene etapas, tiene momentos, tiene procesos, tiene cambios constantes que muchos no los toleran y prefieren vivir en un reinicio en loop en busca de ese idilio inicial y así creyendo que en el amor, todo es color de rosa y que existe una forma perfecta que lo represente. 

Dentro de estos puntos citados, quiero abordar los procesos. Al igual que sucede con los frutos, no podemos adelantar nunca los procesos, saltearlos, cambiarlos. Por eso es tan importante observar la naturaleza constantemente y vivir en contacto con ella a diario, porque nos enseña con solo detenerse a contemplarla. 

De esos procesos, nacen situaciones en donde se toman decisiones, muchas veces correctas, muchas veces equivocadas según quien las vea y en especial según el tiempo transcurrido después de la misma. Y lo que termina importando, no son esas decisiones, sino el crecimiento que nos pueden dejar. A veces creemos que la tomada es la peor decisión del mundo, pero luego el tiempo nos da la razón, o tal vez no y nos mentimos para creer que lo fue y así seguimos el camino. 



Cada uno de los seres que nos rodean viven esos procesos a diario. El tema es que no vemos los desafíos que enfrentan los que nos acompañan, sino seríamos mucho más empáticos y entenderíamos, que hacen (hacemos) lo que pueden con su nivel de evolución en la esfera que lo ubiquemos y eso no los hace mejores, peores, buenos o malos. Obviamente hay excepciones. 
 
Esto nos puede acercar a lo que podemos llamar un amor más "real" . Ese amor que es en el que simplemente te eligen a pesar de los defectos y errores, esa especie de incondicionalidad que hace que las tormentas sean lloviznas y las decepciones enseñanzas. Un amor que no se quiebre por un reproche o dolor recibido. Un amor que no sea de promesas, fantasías o anhelos, sinó de realidad, muchas veces dulce, otras amargas, pero al final, realidades que siempre vivimos estemos o no acompañados. 

Dicen que lo peor que podemos hacer es jurar durante la prosperidad, tomar decisiones en el dolor y contestar en el enojo. Y bajo esa premisa New Age que nos bombardea a diario, se busca calificar de tóxico todo lo que no nos complace un 100%, cuando la única relación tóxica que hemos tenido toda la vida, es con nosotros mismos. Pero en un mundo cada día más tibio, es preferible reemplazar, echar culpas, o simplemente desaparecer. 

Los espejos que nos reflejan, se llevaron todas nuestras culpas. Todas nuestras excusas se anidan en sus recuerdos para justificar que si las cosas no funcionaron, fue por algo o alguien, no por uno mismo y sus decisiones. No comprendemos que todo lo que vemos es un simple punto de vista y no la verdad y cuanto más pasa el tiempo, más crece esa mentira, hasta llegar a volverse una verdad.


 

No podemos comprender que sin ese sufrimiento no seríamos lo que somos como seres humanos y todas las enseñanzas que nos deja ese dolor. Ese cascarón del ego que tanto nos protege durante años, un día se cae a pedazos y si sucede es porque ya no lo necesitamos. Y ahi comienza nuestra real vida. Nos dimos cuenta que el sufrimiento era innecesario, pero tuvimos que pasarlo para entenderlo. 

Pero volvamos al inicio. ¿Qué amamos? Lo que anhelamos. Y la realidad es que cuando uno ama a una persona, debería amarla como es y no como espera que sea. Se crean miles de check list de que debería contener la persona a amar. Muy común la frase "tiene todo lo que soñé". Pero luego, todo lo que no soñamos, también viene en esa persona, y ahí, al año, a los 2, a los 6 meses, saltan las alarmas, que ese ideal, no lo era tanto. 

El amor no deja de ser una construcción. El amor es admirar al otro, el amor es sentirse un compañero de aventuras, el amor es ser cómplices en las locuras, ser buenos amantes. Pero también es ese castillo que no se desmorona ante los problemas y que cada mañana y cada noche, no sabiendo siquiera por que, se sigue eligiendo. 

En los tiempos que corren donde los amores son por un rato, las verdades a medias, los "quiero" pero no puedo, la voluntad pasa a ser un punto fundamental en toda relación amorosa. Y ahi entran en juego las posibles parejas. La de dos egos infantiles que compiten o la de almas que son libres y se acompañan. Pero no confundir el famoso "siempre hay un roto para un descosido" Porque allí lo que sucede, es que se unen dos necesidades, dos miedos, dos desesperados espíritus en busca de completarse y les aseguro que si o si, uno de los dos termina roto. 




Entonces ¿Qué sucede? Empezamos a buscar respuestas ya no en otro, sino afuera. Pero nos volvemos a equivocar. Muchos, por no decir todos (me incluyo en todo lo que diga en este post), somos niños heridos muchas veces ya en cuerpos adultos. Y creemos que buscando respuestas en el conocimiento, en lo espiritual vamos a encontrar la paz. Y otra vez error. Cuando nos volvemos racionales, mentales, no podemos sentir, nos alejamos de la esencia que se debe poner en práctica. Creemos que la vida inteligente es la que piensa, pero en realidad es la que siente. 

¿Y que hacemos? Deberíamos no preocuparnos (que fácil decirlo ¿No?) sino ocuparnos. Porque si vamos al futuro, eso es incierto, si vamos al pasado, eso no se puede modificar, en cambio si nos ocupamos, eso sucede en el presente y es la vida que se nos está pasando y cada vez más rápido. Y ahí volvemos a lo mismo. El amor no es una persona que llega flotando en algodones, justamente es alguien que viene a hacer caer nuestro edificio de 20 pisos de mentiras, que de golpe te cambia la realidad, ese antes y después que nos deja marcados de por vida. Esa persona que llega, rompe todo y tal vez se va. Esa claramente es.




¿Por que? Porque nadie nos va a resolver nada. Esperar que el otro más roto que yo, el que discursa de iluminado, el salvador eterno o el instruido en brindar herramientas, solucione algo, no tiene lógica. Sólo está ahí como nosotros, con las mismas inquietudes, tal vez más ordenadas, tal vez más dolido, tal vez más afianzado, pero esperar que nos resuelva algo nos lleva solo a un lugar: ser unos esclavos de una sociedad cada día más vacía . Lamento decirles, no va a pasar. Solo son parches. 

¿Yo tengo la solución? ¡Pero claro que no! Sino, no estaría escribiendo esto. Pero tal vez puedo aportar todas estas ideas desordenadas, de que si te pasa esto (creo que nos pasa a todos al menos una vez en la vida) te ayuden a poder seguir.

No digo que todos vivamos las mismas historias, pero lo que sí sé es que un día llega ese momento en el que te das cuenta que nadie te conoce realmente. ¿Por que? Porque cada persona que nos conoce, hace una construcción de quienes somos. Y en general, inconsciente o consciente, nosotros nos creamos la peor versión de nosotros mismos y no apreciamos lo maravilloso que puede ser nuestro mundo. 

Está claro que no todo en la vida es luz. Porque cuando generamos esas expectativas de que al final del camino hay algo, es cuando nos frustramos. En ese viaje tenemos que encontrar otra cosa y es un camino que nunca termina. El empezar por incorporar esas partes oscuras, duras, profundas, que no podemos ver es un gran paso. 

Es importante entender que el dolor mental es más difícil de tolerar, ya que el físico, al expresarlo muchas veces, se puede recibir ayuda. En cambio, las batallas con nuestra peor enemiga (la mente), se libra 24/7 hasta cuando dormimos. Ese instinto de supervivencia que muchas veces nos salva la vida, en estos campos, no es semilla fértil. Solo es un patrón que se enraíza cada vez más profundo, volviéndose una rutina, que luego se vuelve un hábito y se nos hace imposible cambiar. 

Muchas veces por dolor decimos adiós, pero ese adiós en realidad no es una despedida, es un "acá estoy" es un "ayudame" es un busquémosle la vuelta, pero desesperante. Cuando nos sentimos heridos, sea por abandono, inseguridad, desconfianza, nace la ansiedad y ante este trastorno tan común y creciente en los tiempos que corren, se producen las decisiones sin sentido, las desesperaciones, los cambios bruscos, las búsquedas de una salida sin salida en realidad. 

De golpe queremos que la otra persona desaparezca, se esfume por unos instantes y así poder pensar, meditar, volver al eje. Pero no, en cambio, buscamos muchas veces confrontar sin siquiera saber que nos pasa, que queremos, solo por el hecho de querer soltar ese dolor que sentimos y no sabemos de dónde viene. Esa ambivalencia que nos encuentra en un momento como el amor de la vida para luego ser una especie de enemigo, lo cual desconcierta a cualquiera. Ese apego desorganizado que traemos grabado que nos vuelve impredecibles y que nos pasa del amor al rechazo en un instante. 




Ahí nace uno de los grandes males del ser humano, el egoísmo. Malgastamos nuestras vidas detrás de objetivos egoístas. Buscamos colmar nuestras ambiciones y deseos cueste lo que cueste, caiga quien caiga. Se presumen de actos triviales, se proyecta en el afuera la felicidad y eso nos deshumaniza. 

Por eso es tan importante que logremos lo imposible: que nuestras palabras, pensamientos y acciones sean una unidad. 

Por eso la búsqueda de valorar estar consigo mismo, es un camino largo, en donde se aumenta el autoconocimiento, se desarrolla el estar aquí y ahora, la compasión con los que nos rodean y en especial se establece una profunda conexión con el mundo que nos rodea. Desde un pájaro hasta la hoja que cae del árbol o la flor que nos da su aroma. 




El otro es eso, "otro", y la vida nos va presentando actores que tal vez no son lo que esperábamos, pero si son lo que necesitamos en cada momento.  A veces se quedan, otras se van, otras nos lastiman, otras nos dan lo que esperábamos. Pero lo que sí es seguro, es que llegan para ayudarnos a convertirnos en la persona que estamos destinados a ser. 

Solo les voy a dar un consejo: no tengan miedo, sean ustedes, valoren las personas que los acompañan, sepan escuchar a las almas que los rodean y en especial, siempre antepongan la verdad. El resto, todo lo que puedan imaginar, se puede solucionar. Solo hay que querer que suceda. 

Te prometo que un día te van a recordar y decir en voz alta "Gracias por existir" No nos castiguemos más. 

Feliz 2023. Sean felices. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuanta busqueda pa dentro, gracias..

Te comparto mi intension q siembro para 2023, q tiene que ver con lo q compartis.. "brindarme mi propia libertad", q trae consigo la verdad y lo amoroso, la tranquilidad y la paz. Fruto de procesos, inevitablemente, produndos, personales y mas allá, claro, ya x esferas q me trascienden y que mi mente no logra ni captar ni nah! Cuantas puertas se abren.. la entrega, el recibir, el intercambio y la fusion.. el camino serpentea x el monte q es bello y espinoso, lleno de tesoros y sorpresas. Aqui estamos, ojala ya no como niños heridos, ojala ya sanando y amando-nos, honrando y celebrando cada dia como unico e irrepetible, en esta bella y compleja vida♡

Rembrandt dijo...

Amén.

Excelente post Mariano, un disfrute volver a leerte, se te extrañaba.

Abrazos y Muy Feliz 2023!!!!