viernes, 17 de agosto de 2012

El origen del Amor


Muchas veces consideramos que el cometido más importante en nuestras vidas es encontrar a la persona indicada. Esa que un día se presenta para cambiarla radicalmente y tal vez se marcha con la misma fugacidad que nos aceleró los primeros tiempos.


Muchos creen el amor una psicosis de proyectar en el otro lo que le falta, buscar la otra mitad que lo complemente o simplemente sea lo que no puede ser uno. Tantas otras veces la lucha y el sometimiento dan lugar a historias que tienen poco de sano y terminan en algunos casos en forma trágica.

Hoy en día, en donde las horas no son más que números en planillas laborales, y segundos de placer con nuestros seres queridos, el amor, pareciera ser algo utópico.

Deberíamos pensar en el amor como una tercera fuerza, que se forma al unir dos mundos, una fuerza, energía, que como cualquier otra, debe ser bien dirigida, administrada y utilizada.

Nuestra sociedad actual depende hoy en día de muchos factores externos, necesidades creadas, pero necesidades al fin, que dejan lo espiritual y sentimental en un segundo plano.

Largas discusiones de que es el amor, pueden darse en forma acalorada, superando inclusive hasta los debates político – religioso más duros.


Pero, ¿Qué concepto y que bases tenemos sobre el amor? 

¿Confundimos amar a alguien con admirarlo? ¿Poseerlo? ¿Elegir al más adecuado a nuestra situación cambiante día a día? ¿Proyectar falencias y necesidades? ¿Ensoñación? ¿Deseo? ¿Sumisión? ¿Costumbrismo?

Tal vez.



Si analizamos muy superficialmente las relaciones de pareja actuales, no se asemejan en lo mas mínimo con el estándar de hace tan solo unos años. Pero si hacemos un análisis mas fino, podremos entender que existe un parecido más grande del que nuestra corta visión moralista materialista exterior nos deja ver.

Vayamos no muy lejos en el tiempo: nuestra adolescencia.

Las parejas estaban conformadas por un hombre, una mujer, dos o tres niños y un circulo familiar muy cercano, como abuelos, tíos, primos, amigos familiares.
Las relaciones eran duraderas, con bases sólidas pero también rígidas, con tintes de machismo y soberanía por parte del hombre, con poca independencia de la mujer y con educación muy marcada por los padres.

Con horarios laborales mas cortos, con solo un ingreso (en la mayoría de los casos)  la crianza se daba tal vez menos compartida que en la actualidad, con una fuerte presencia de la madre y con reglas mas rígidas impuestas por el padre.
Bases muy claras pero monótonas de religión, política y educación. Existían las cosas que estaban bien y las cosas que estaban mal.

Obviamente hablamos del común de la masa y no de grandes pensadores.



Hoy en día las jornadas laborales son extensas, no solo por las horas de trabajo, sino por la centralización del mismo, la súper población de nuestras ciudades y la saturación de los medios de transportes, rutas, autopistas y avenidas.
En gran parte de las familias el ingreso es dual y en algunos casos hasta triple, debido a que muchos hijos prefieren lograr sus objetivos bajo el ala de la familia antes de tomar su experiencia.

Esto dispone una creciente corriente de personas que no pueden criar a sus propios hijos, debido a la necesidad (creada obviamente) de adquirir dinero para vivir una vida que ni siquiera lo satisface.

Las relaciones de pareja, noviazgos, sufren exactamente de la misma enfermedad del siglo XXI.

Varias veces he debatido estos temas con: abuelos, padres, madres, hijos de todas las clases sociales, políticas y religiosas

La conclusión es muy similar, pero la posición parece ser dispar según la edad, sexo y educación.

Los estándares de vida creados hoy en día son muy altos. Todos corremos para adquirir el mejor lugar donde vivir, el mejor automóvil que nos transporte, los mejores productos tecnológicos que nos faciliten la vida, el mejor estatus político, social y económico que podemos anhelar en los mas utópicos sueños hollywoodenses.

Esto lleva como ya hablamos párrafos anteriores a una necesidad de varios ingresos, que conlleva jornadas más extensas, crianzas por encargo y desconocimiento de nuestros propios pares.

Sin ir más lejos, muchas parejas se forman alocadamente hasta en forma de contrato. Un solo techo, un solo auto, un solo grupo familiar de gastos, dos ingresos y obvio, miles de conflictos.

Es una gran realidad que las separaciones actuales de pareja tienen miles de factores y también lo es que el principal es la independencia, voz y voto de la mujer, no tolerando tal vez cosas que en el pasado habría tolerado. ¿Pero es tan así? 

Quien se encuentre entre los 20 y 40 años y goce (o sufra) de la soltería en las Metrópolis mundiales, bien sabrá que no esta solo! Entre el 60 y 80% de los porteños (por citar una ciudad cosmopolita) son solteros o divorciados.

No hablo de la falta de necesidad del contrato nupcial, sino de personas que realmente no tienen una pareja a su lado.

¿Esto es bueno o malo? 

Según el punto de vista de quien lo vea.

Las grandes empresas mundiales, las pequeñas también por que no, los gobernantes, educadores, profesionales de la salud, etc… para ellos es MUY BUENO!

Claro que si. El consumo actual se da en forma individual. Cada persona posee por si solo lo que antes poseía un grupo familiar de 4-5 personas.

Por supuesto! Estoy hablando de empresas… pero ¿Y los gobernantes? ¿En que se benefician? 

Hoy en día, llámese plan mundial de dominio, plan maestro universal, o simple “viveza colectiva” las distracciones son miles, ¿podemos sumarle una mas no?



Jornadas laborales de 9 – 11 hs, distancias a recorrer extensas por la centralización, estudios primarios, secundarios, universitarios, de posgrado, cursos, idiomas, actividades recreativas, deportivas (debido a una necesidad de pertenecer), etc etc etc…

Como bien dije, podemos sumarle “El amor” ¿Una distracción? ¿Acaso estoy loco? Puede ser, pero les voy a dar un simple ejemplo en mi defensa.

Una relación conlleva responsabilidad, una más de las tantas otras que poseemos hoy en día.

¿Pero que suma también? 

Una persona instruida (básicamente) que trabaja, estudió lo justo y necesario, conformo una familia entre las edades promedio (24-30 años) con una estabilidad emocional firme, con valores bien dirigidos, sin distracciones, empieza a hacerse preguntas. Y eso, claro…no gusta.

En los últimos 20 años la información explotó para todos y esta al alcance de un clic. Esto puede ser bueno o malo, fácil o difícil.
Como un bidón que intenta llenar un vaso pasando por un pequeño embudo, el desborde de información hace que solo pasen algunas gotas y el resto se renvalse sin siquiera llegar a su objetivo.

Con las relaciones pasa exactamente lo mismo. La llamada “apertura sexual” o falta de compromiso, hacen que las relaciones se den en forma intensa pero fugaz. La lucha entre egos no busca consenso y se transforma en una batalla que obviamente no llevan a una buena conciliación.

Se puede acceder a todo, a solo un clic, hasta parejas claro! Pero lo que no se puede encontrar es eso que todos anhelan (de la boca para afuera) pero muy pocos toleran. El amor.

Claramente lo que describí más arriba, trata sobre la relación de pareja: ¿Pero eso solo es el amor?

El amor, esa afinidad que puede darse de tantas maneras.

Filosófica, científica, religiosa y hasta hoy en día artísticamente.

¿Pero sabemos al menos que significa? 

Del latín a-mor (no muerte) parece ser una palabra mucho más amplia que una simple afinidad al prójimo.

Muchos religiosos han catalogado al mismo como una cierta inclinación del alma hacia una persona, objeto, situación.

Para el hombre racional (que tal vez no cree en la divinidad) es una sensación que la mente busca constantemente, le de placer o dolor.

Pero si vamos a las líneas de un gran pensador como Friedrich Nietzsche, la cosa cambia.

Consideraba al amor un objetivo al que se llega cuando uno intenta abarcar el bien con su totalidad hacia algo y no se consigue,

"Un desbordamiento hacia algo ilimitado" 

“Cuando amamos juntamos todas las mejores propiedades de las cosas mas maravillosas y perfectas que consideramos en el mundo, y como estas son similares con el objeto es considerado como esa cosa maravillosa, ese algo perfecto”

No esta muy lejos de lo que pensábamos ¿No? 


¿Pero nuestras relaciones están llenas de estas cosas? 

No existen reglas básicas para amar, pero si ciertos criterios que tal vez falten en la mayoría de las actuales. Tolerancia, sinceridad, respeto, lealtad y claro, razonamiento.

Un amor por así llamarle, menos materialista.

Según Nietzsche en una excelente comparación con la alimentación, cuando ingerimos alimentos, satisfacemos la necesidad de comer, pero el sabor y composición de esa comida no influye mucho en el valor alimenticio.
Si hablamos de sexo, las similitudes son grandes. Cuando se trata a una persona como a un objeto ya sea por su aspecto físico, su educación, sus gustos, o corrientes, no es tratada como un ser, tomando así a la persona solo como cuerpo y no como cuerpo, mente y espíritu.

Ahora ¿Nos sentimos identificados con lo ultimo? 

Se hace casi imposible no sentirlo, debido a que la sociedad actual esta enteramente rodeada de necesidades creadas y hasta “reglas morales” que nos disponen de tal o cual manera.

Paramos de la base que debemos diferenciar Moral de Ética. Para explicarlo de manera simple, la moral va adaptándose según el tiempo y la ética es algo arquetípico, que no cambia con el tiempo ni el contexto.

Como bien nos enseña Jung

“El amor verdadero establece siempre vínculos duraderos, responsables. Necesita libertad sólo para la elección, no para la realización. Todo amor verdadero, profundo, es un sacrificio. Se sacrifican las propias posibilidades o, mejor dicho, la ilusión de las propias posibilidades. Si no requiere este sacrificio, nuestras ilusiones evitarán que se establezca el sentimiento profundo y responsable, con lo que se nos privará también de la posibilidad de la experiencia del verdadero amor” 

¿Muy claro no?

 
Esta animación se basa en el Banquete de Platón, específicamente discurso de Aristófanes sobre el amor.

El amor no es solo lo que sentimos hacia una pareja, un hijo, un hermano, un amigo.

El amor es un estado y es el que debemos encontrar a lo largo de nuestras tantas vidas.

¿Difícil de lograr? Todo conocimiento lleva su esfuerzo y todo esfuerzo tiene sus frutos.

Estudiamos por mas de 20 años en instituciones vacías que nos llenan de mentiras y prejuicios en nuestras vidas. Dedicamos de 30 a 50 años de nuestras vidas a ser parte de un sistema ateo – materialista que lo único que nos da son placeres materiales. Vivimos en forma dual entre placer y dolor, siempre rigiéndonos por los sentidos sin encontrar un balance espiritual que nos de lo que realmente es el amor. Juzgamos las relaciones ajenas sin siquiera detenernos a mirar nuestros propios zapatos en pos de mejorar. Traemos vidas al mundo pensando en su pertenencia sin siquiera detenernos a admirar la magia de la creación.




¿Necesitamos todas esas cosas materiales que nos rodean?
¿Necesitamos todo ese estatus que buscamos?
¿Necesitamos todo ese poder y reconocimiento que buscamos?
¿Necesitamos la imagen exterior y materialista que nos vende la sociedad actual?




A pensar amigos, a pensar. 

El cambio esta en uno no en los demás. No quieran cambiar el mundo, empiecen por casa.