martes, 16 de agosto de 2011

Odio

Odio. Sentimiento y palabra que se usa tan a menudo que asusta. En tiempos de cambio, en momentos cruciales para nuestra patria, parece ser moneda corriente. Luego de varias elecciones, decisiones apresuradas, intentos de tapar el sol con el dedo, el odio mostró la peor de sus caras.

En todos los escalones de nuestra sociedad pueden apreciarse muestras de odio. El rico con el pobre, el político con su oposición, el peatón con el conductor, el hincha con su “enemigo” futbolístico, triste pero real.

Las redes sociales están plagadas de odio, de dolor y de discriminación. Pero ¿Por qué?

¿Pero cuales son los motores del odio? ¿Antipatía? ¿falta de comunicación? ¿Simple envidia? O ¿Miedo?

El odio esta comúnmente emparentado como lo opuesto al amor, pero ¿Es tan real esta conjetura?

Primeramente deberíamos separar la palabra del sentimiento. Como todos sabemos, muchas veces nuestras palabras no se condicen con nuestros sentimientos, por lo que es importante esta diferenciación.


Este triste sentimiento en muchas ocasiones no solo es apuntado hacia personas sino que muchas veces es destinado a instituciones, corrientes políticas y religiosas, razas y hasta países.

Es fundamental citar pensamientos como el de René Descartes quien considera al odio como la conciencia de que algo está mal, combinada con un deseo de retirarse de él. Que ironía teniendo en cuenta los motivos y método de su muerte, descubierto siglos después.

Las palabras de Darwin, parecen ser a mí entender las que mas concuerdan con la realidad. Charles consideraba que las raíces del odio estaban arraigadas principalmente a un sentimiento de venganza y la defensa de sus propios intereses. En la misma corriente de pensamiento Erich Fromm considera al odio como una respuesta a las amenazas que se le presentan al sujeto.

La xenofobia es un hecho muy recurrente en la sociedad actual. Increíble que en el siglo XXI estemos tratando estos temas, pero es muy real. La ola de violencia desatada en Inglaterra en estos días (al margen de los desbandes) dieron comienzo por un caso muy típico en las megapolis de los países del 1º mundo. Isaiah Berlin consideraba a la xenofobia como un sentimiento de humillación que experimentaba un grupo de gente causada por otro.

¿Siente identificado el odio que sintieron en algún momento con estas explicaciones?

Vayamos más allá, con el pensamiento de Jung y su pensamiento sobre el odio:

“…estas tendencias forman una “sombra”. Permanente y destructiva en potencia, en nuestra mente consciente. Incluso las tendencias que, en ciertas circunstancias, serían capaces de ejercer una influencia beneficiosa, se transforman en demonios cuando se las reprime”.


Según Jung, todos tenemos la posibilidad de elegir quienes seremos, pero por cultura, personalidad y otros factores, muchas de esas posibilidades se ven truncadas por ser incompatibles con hechos de nuestras vidas. ¿Y que sucede?

Quedan reprimidas en el inconsciente. Esto hace al odio una proyección. Lo que se odia en los demás comúnmente es lo mismo que odiamos en nosotros mismos, pero que mantenemos invisible y reprimido en nuestro interior.

La pregunta es: ¿Por qué teniendo las decisiones en nuestras manos no tomamos las necesarias para lograr esa felicidad q anhelamos?

¿Realmente las anhelamos? ¿O es solo una necesidad de frustración la que hace proyectar una vida ideal que realmente no es la que queremos?

Yo lo resumiría como un sentimiento triste de temor a lo extraño, a lo que tal vez puede cambiarnos la vida y dejarnos en una completa indefensión.

¿Pero que sucede cuando el odio es hacia uno mismo?

En la actualidad varias de las denominadas “Tribus urbanas” llevan prácticas de auto-odio con consecuencias que en algunos casos llevan a la autoflagelación. ¿Pero esto tiene algún sentido?

No he logrado que una persona que comete estas prácticas de destruirse poco a poco o simplemente tener el dolor latente me explique lógicamente su cometido o filosofía.


¿Pero esto es nuevo?

Tal vez los tiempos cambien, pero las realidades son las mismas. Tal vez no los ideales pero si el cometido final.

Creo crudo, pero inevitable citar a la corriente Musulmana Chiíta.

La Ashura, festividad religiosa islámica, celebrada por el chiísmo el décimo día del mes de Muharram muestra de las más crudas situaciones de auto flagelo. En esta fecha se conmemora el asesinato de Imám Hussein (quien murió junto a 72 seguidores en un combate de 10 días en el año 680), considerado sucesor legítimo del profeta Mohammed, del que era nieto.

Este día que comienza con un día de ayuno (conmemorando el ayuno de Moisés cuando agradeció la liberación del pueblo de Israel frente a Egipto) como solía hacer profeta Mohammed y recomendaba este ayuno a sus compañeros, incluyendo la posibilidad de añadir al ayuno bien el día anterior o el posterior al mismo.

Pero el acto visualmente mas impactante es el desfile de los fieles hasta el santuario de Imán Hussein, blandiendo en sus manos instrumentos de sacrificio y haciéndose heridas en el cuerpo hasta quedar completamente ensangrentados.




¿Cuestión de fe? ¿De odio hacia si mismo? Puede ser in entendible, pero tiene un sentido al menos.

Según la tradición, el reverenciado Imam Hussein fue decapitado y mutilaron su cuerpo. Por este motivo los devotos muestran su remordimiento por no haber defendido a Hussein, lastimando con cadenas sus cabezas y espaldas durante las procesiones. Según la influencia de las modalidades, algunos estudian las Sagradas Escrituras para apaciguar la gratificación sensorial pero otros para aumentar el desarrollo material. En casos mas extremos algunos creyentes hacen sacrificios para obtener prosperidad material, otros realizan rituales y cantan mantras para purificar el alma espiritual, y otros hacen votos por propósitos piadosos o como forma de penitencia. Al aumentar la modalidad de bondad, se puede entender y practicar principios religiosos que despierten el conocimiento transcendental


Algunos líderes chiítas intentan disuadir los sangramientos, argumentando que crean una mala imagen de su fe. A cambio, les proponen a los fieles donar sangre.

Siendo hoy los chiítas el 10% de la población musulmana del mundo son mayoritarios en Irán, Irak y Bahrein y forman importantes minorías en países como el Líbano, Afganistán, Pakistán, Arabia Saudita, Siria y Kuwait.

Esto puede ser más entendible aunque poco aceptable a diferencia de las atrocidades que ha vivido nuestra humanidad a lo largo de los últimos siglos.

Como conclusión final ante esos sentimientos internos que nos generan rechazo, miedo, incertidumbre, odio, solo puedo decirle que piense para sí mismos:

“El odio es la barrera que muchas veces utilizamos para protegernos de nuestros propios sentimientos. Es el veneno de nuestro corazón y el perdón, la cura”