domingo, 22 de mayo de 2022

Transformación

 Dicen que fracasar en algo es duro, pero mucho peor es no intentarlo. 


El mundo que nos rodea, individualista bajo la premisa de evolución personal, nos lleva a asociarnos en algunos casos con los otros en búsqueda de un cambio, un beneficio, subsanar una carencia, o un intento de complemento que nos catapulte ¿A donde? Cada uno de nosotros lo sabe. 

La conexión física, espiritual, química o social que se forma con el otro, hace que esa historia sea corta, larga o para siempre. Y en muchos casos, por más que sea de las primeras dos, nunca se van del alma al dejarnos una enseñanza, cambio de paradigma o simplemente un dolor que no podemos trascender. 

Vivir en el pasado y en el futuro nos define como seres psicológicos aunque se reniegue hoy con ideas que parecen tan simples como vivir el ahora. Pero: ¿Cómo vivir el ahora sin un pasado que nos formó y un futuro que nos espera? 





Las historias que nos fueron forjando con el pasar de los años nos hacen que el prisma por el que hoy lo observamos, nos muestre otro punto de vista y eso es siempre positivo. Porque así consideremos el más banal o simple de los deseos de futuro que nos motiven, no deja de ser nuestro propósito de vida en ese momento y es lo que vale. 

Pero vayamos más allá. 

Adolf Grünbaum decía que  "El tiempo es un continuo lineal de instantes" Esto nos sugiere que la dirección del tiempo es una sola y lineal con un punto de partida y de final. Pero Einstein nos desasnó que la convivencia entre espacio y tiempo es inseparable y como vimos (supongo que muchos la vieron, sino véanla)  en la película 'Interestellar' de Nolan, el tiempo transcurre de una u otra manera según la ubicación que tengamos en el espacio. La famosa paradoja de los gemelos  (la pueden leer aqui) graficada en "El Planeta de los Simios" de 1968 (basada en la novela de Pierre Boulle) que muestra el regreso de unos astronautas a su propio planeta que desconocen por el tiempo transcurrido y es hoy dominada por los simios. 




Hoy en siglo XXI, la física cuántica en boca de muchos gurús y guías espirituales, tan compleja para el entendimiento de mortales como quien les escribe, no deja de sorprendernos. Y aunque hasta hace tiempo ya se consideraba que la interacción de distintos presentes era posible, no existía la idea de que el futuro influya en el pasado.  ¿Cómo es eso? 

A pocas semanas de la famosa fotografía de "la puerta de salida de nuestro universo" en la galaxia Messier 87, el famoso agujero negro en boca de todos, que hace especular al mundo científico con los viajes en el tiempo, trajo a la mesa nuevamente la teoría de Huw Price sobre la "retrocausalidad". Pasando a un idioma cotidiano, lo que hago mañana puede influir en ayer. 



Si nos detenemos en la filosofía hindú (llamada psicología más antigua del mundo), el "Karma" muchas veces mal citado como ley moral de causa y efecto, todo lo que hagamos termina por afectarnos. ¿Y si esa ley fuera inversa? ¿Y si todo lo que hagamos en el presente y futuro, pueden cambiar nuestro pasado? 

Pero no vayamos tan lejos con la ciencia. Hablemos de lo que nos interesa a diario: las emociones. 

La mirada del pasado, hoy tan cuestionada con la idea de vivir solo el presente, puede cambiar a partir de las vivencias del presente o futuro.  

Los ciclos que se presentan en la vida, no dejan de estar constantemente en movimiento, teniendo un inicio y final, siendo indistinto hasta ahora el transcurso desde el punto de vista del observador. Si hoy, observamos situaciones del pasado con la óptica de un siempre cambiante análisis del presente, nuestro pasado puede cambiar. 

Siendo lo más simple posible: si yo juzgo una situación del pasado sin usar los conocimientos del presente, o sea usando el prisma de ese momento, la conclusión de esa situación del pasado, será una. Pero si yo observo el pasado, a partir de los conocimientos y aprendizajes del presente, ese pasado puede ser distinto. 

Ejemplo: Una persona juzga a otra de no poder entender el dolor que siente por una pérdida cercana a partir de la comprensión que tiene sobre ello en ese momento, nunca habiendo vivenciado esa la misma situación. Pero tiempo después (hoy presente) sufre una pérdida de igual magnitud que la persona a quien juzgaba, ubicando su lugar actual, en una comprensión de lo que su par vivió en ese momento. Esto hace que la visión del pasado cambie. Porque al vivenciar en el hoy lo que el otro vivió en el pasado, hace que su visión de la situación pasada sea distinta, ya que su vivencia actual, cambió el prisma del pasado. 

Por esto mismo, lo que hagamos en el futuro, puede cambiar completamente nuestro pasado. 


Seguramente, hoy en nuestro presente, contamos con mil ideas de que hubiera sucedido en esas situaciones del pasado (generalmente que consideramos negativas) si hubiéramos actuado distinto. Lamento decirles, que por más artículos de ciencia que leamos, no existe un editor de vida (ctrl + Z) y lo mejor es aceptar el pasado, pero eso sí, siempre resignificándolo con el paso evolutivo del presente. 

Es muy común conjeturar que las personas (entre otras cosas) no encajan en nuestro presente modificado a partir de decisiones sobre un pasado que quisimos dejar atrás. Pero la nueva óptica sobre lo que sucedió, puede hacer que el yo presente y de quienes conforman nuestra vida, si encajen y no solo como antes, sino en muchos casos, mejor, ya que la experiencia hace que las vivencias actuales, en muchos casos, nos lleven a no cometer los mismos errores. 

¿Qué es lo que realmente importa en nuestra vida? 

Cada uno de nosotros sabe y seguramente se le vendrá a la mente en este momento. Un logro personal, los hijos, vivir una vida prolongada y por que no, la relación con el otro . Esto queda claro que es muy personal y nadie tiene el derecho a juzgar nuestra posición ante la pregunta. Pero, al menos desde mi vivencia, los caminos evolutivos siempre son allanados sin distinción por lo que nos rodea. 

Para bien o para mal, lo que nos rodea nos toca, nos transforma y nos acompaña a que ese antes citado Karma sea modificado a cada instante. 

Samsara, el término que se utiliza para englobar al ciclo de nacimientos y muertes, nos dice que estamos atados a nacer una y otra vez en distintos cuerpos y en distintos tiempos, para poder lograr una evolución que nos haga llegar a que ese karma desaparezca y así trascender. 



El tiempo, marcado como eterno, lo calculamos en pasado, presente y futuro. Pero siempre desde la óptica de nuestra existencia material. Por este motivo, nuestra vida humana, vamos a calcularla en tiempos históricos de no más de 100 años. Pero si fuéramos una ballena boreal, lo mediríamos en casi 200. Esto trasladado a nuestro nivel evolutivo, el pasado, presente y futuro, tendrán así su medida. 

El taoísmo postula que el ser humano, es parte irrescindible del mundo como una totalidad, de modo que el "vivir" se trata de saber navegar lo negativo y no aferrarse a lo positivo aceptando las alternancias inevitables del mundo que nos rodea. Así como el Ying y el Yang representan lo positivo y negativo con la presencia de una parte de uno dentro del otro, también representan esa pareja en constante lucha que si una de ellas gana, se acaba el mundo en el vivimos. 



La luminosidad, la oscuridad, lo masculino y lo femenino, las fuerzas y las debilidades, la existencia y el vacío, el adentro y el afuera, el ser y la nada. 

Esta dualidad, presentada en el Taichi, el "ser no ser" representado como un círculo vacío, es ordenada por el oráculo más antiguo conocido: El I Ching. Donde lo bueno y lo malo, la tristeza y la felicidad, la salud y la enfermedad, están unidas por una doble circulación que hará que todo termine en armonía. Una interdependencia recíproca que no tiene principio ni fin y que fluye hacia un solo lugar, el equilibrio. 

Existen cientos de sistemas, filosofías, corrientes psicológicas y prácticas que nos invitan a trascender las visiones de nuestro pasado, presente y futuro adecuándose a nuestro tipo psicológico o evolución actual. Y cada una de ellas es válida. Desde una práctica marcial, un ejercicio de Yoga y meditación, una escuela de filosofía como el Cuarto Camino o el abordaje académico desde la filosofía o psicología son válidos, siempre y cuando se realicen aplicándola a nuestra vida y no desde la palabra o el marco teórico. 



Aunque la transformación del hombre se inicia en el inconsciente, comúnmente alguna situación externa lo obliga a ocuparse. Una pérdida, un fracaso, una enfermedad, un camino que se bifurca. Jung pensaba que el hombre necesita constantes crisis en donde sus fuerzas vitales se sientan debilitadas para que su inconsciente se conecte con el consciente.  La transformación tiene lugar siempre por la tensión entre polos opuestos; espíritu e instinto, consciente e inconsciente. Cuando se conectan los sentimientos con la razón, lo que nos sucede y el pasado que nos forjó, recién ahi, podrá transformarse. 

Ese "volver a nacer" cotidiana en las enseñanzas religiosas, no es literal. Los ritos iniciáticos, la meditación y hasta la repetición de ejercicios pueden llevarnos a la transformación. 

Los Logismoi (tentaciones o pasiones ocultas) clasificados por Evagrio Póntico que se confunden con los 7 pecados capitales, nos dan un parámetro para lograr un camino iniciático, evitando la gula, la avaricia, la acedia, la tristeza, la lujuria, la ira, la vanidad y el orgullo.
No viendo estos como faltas morales, sino como obstáculos en nuestra evolución. Pero no debemos olvidar el 9°, la envidia. Tan presente y hasta citada como "sana". Ese pensamiento/sentimiento pasional de gran pulsión que nos hace desear el presente de otro. Pero en muchos casos, ni siquiera de otra persona, sino de un yo pasado o un fantasioso yo futuro. 

De esta manera podemos dividirnos en 3 ámbitos: el del deseo (epithymia), el emocional (thymos) y el espiritual (nous). Graficados en el Yoga y en los chacras como vientre, corazón y cabeza. Siendo el deseo expresado por la pulsión oral, la sexualidad, la codicia y la retención de lo que nos rodea. En lo emocional por medio de la tristeza, la cólera y la desidia y por último en lo espiritual la vanagloria, la presunción y la envidia.  


Estos instintos no deben ser borrados. Deben ser transformados. Así como la gula intenta aplacar la ansiedad, o el asceta busca contener su sexualidad por medio de la disciplina, o el que todo quiere poseer anhela el descanso eterno, la canalización de estas emociones, es una tarea que debemos empezar en algún momento.  

El problema no es la tristeza de la pérdida o la desidia del fracaso. El problema es no identificar la causa. Al sentimiento, no se lo puede racionalizar. A una persona que acaba de enfrentar un fracaso no se le puede decir "no podes estar mal", pero si se lo puede ayudar a encontrar el motivo que le genera en realidad esa tristeza. En lugar de compadecernos, lamentarnos, podemos ver los deseos exagerados, las ilusiones, las fantasías constantes que hacen que nuestra vida, nunca sea la que queremos vivir. 

Quien se aferra a sí mismo, nunca podrá evolucionar. Comprenderá el mundo desde su punto de vista y no podrá avanzar hacia lo fundamental, el ser. El yo condicionado se fundamenta constantemente en "la forma de ser" y no en el ser. 




Con el tiempo sucede exactamente lo mismo. Vivir anclados en los errores del pasado y las fantasías del futuro, nos hacen perder el presente. Pero sin la evolución por medio de las enseñanzas del pasado, con la visión del presente, no existirá la transformación en el futuro. 

Sin el conocimiento libre, sin comprender el trabajo y las funciones de la máquina, el hombre no puede ser libre, no puede gobernarse a sí mismo y siempre va a seguir siendo un esclavo.

 George Gurdjieff. 

No hay comentarios: