jueves, 2 de abril de 2020

El silencio es la peor mentira

Cuando la realidad supera la ficción, nuestra psique nos enfrenta con situaciones que creíamos nunca veríamos plasmadas ni siquiera en nuestros mas apocalípticos sueños.

El 10 de agosto del 2018, previo post del 2 de mayo del 2016, llevaron un manto de silencio a mis pensamientos en el blog, sintiendo que esta etapa de mostrar lo que me pasaba adentro y tratar de acompañar a otros en el proceso, había cumplido su ciclo allá por 2015.

En el camino de finales de 2018, todo 2019 y este comienzo de 2020, miles de situaciones me hicieron pensar que podría volver a hacerlo. Pequeños pasos hacia lo que será inevitable hoy, mañana o en 10 años. Escrito hace mucho y que solo es una cuestión de tiempo que suceda sino despertamos.

Las revueltas árabes de comienzo de 2019 con caídas de califatos, los violentos brotes independentistas en España, la inevitable salida de Gran Bretaña de la comunidad europea, las manifestaciones violentas en Hong Kong que se trasladaron a todo Latino América haciendo tambalear a caudillos inamovibles y los miles de problemas económicos de Francia, España, Italia y EEUU y obvio Latino América, a pesar de las políticas nacionalistas, seguían opacando la realidad de un planeta que necesita un respiro.

En junio de 2019 descubrimos que Australia estaba bajo el fuego como estuvo California tantas veces rememorando como uno de los pulmones del mundo, el Amazonas, se moría en forma acelerada a principio de ese año, ya no con esa agonía de tala, sino por las violentas llamas.

Pero esos no son los únicos avisos naturales que sucedieron. Solo son los que tienen prensa y se vuelven portada de Facebook. 2019 tuvo ciclones, incendios, inundaciones, terremotos y tantas otras catástrofes como el huracán Dorian, el ciclón Idai,

Y ahí llego Greta Thunberg, con quien comparto natalicio pero no ideales.



Una niña "bien", que no debe ser juzgada por ello, y que con tan solo 17 años se convirtió en el estandarte activista medioambiental de las clases pudientes. La voz y voto de muchos de los activistas de cartón que glorifican a la madre Tierra mientras comen sus donas en empaque de plástico de mil años y en vaso de café de Starbucks de cartón de árbol talado descartables.

Una niña que con 17 años, llego a hablar en la Cumbre de Acción Climática (¿que increíble que llegara no? ¿Casualidad o agenda?) y atacó al presidente de EEUU por el "genocidio" que estaba cometiendo, robandole su infancia.
Cumbre la que a China, principal predador del planeta, le interesa poco y junto con Brasil (les suena el Amazonas) e India (el principal productor de basura del mundo), se van retirando del acuerdo de París. ¿Que ironía no? Para nada. Mas juego sucio de quienes gobiernan el mundo. Incluida esta niña puesta para distraer a los tontos.

¿Y este 2020 que nos trajo?

A 20 años de la paranoia del Y2K (¿Se acuerdan?) y a 10 del terrible terremoto de Haití, donde Rusia mando ayuda un día antes (HAARP), casualmente, es el designado por la OMS como el año de los enfermeros. ¿Otra ironía?

Un comienzo de año con 480 millones de animales muertos en Australia, luchas de poder a favor y en contra de la vida o la muerte y sucesos en China, que a pesar que se intentaron silenciar con la muerte de sus denunciantes a manos de un régimen totalitario que parece ser dueño del mundo, llegaron a la luz de todos.

“Año bisiesto, año siniestro” parafrasea un refrán conocido por todos.

Como he contado en otro post, cada cuatro años, nuestro calendario gregoriano, añade un día extra en febrero para la corrección.
Julio César, de donde viene el nombre del anterior calendario Juliano, instauró esta corrección entre el 23 y 24 de febrero, para luego pasar al 29 cuando en 1582, el Papa Gregorio XIII instaló el nuevo.

Estos años de malos augurios, nos trajeron la guillotina (1792) por la que paso irónicamente su creador  Joseph Guillotin, la caída del imperio Napoleonico (1812) con la perdida de mas de medio millón de soldados, el hundimiento del Titanic (1912), la Guerra Civil Española (1932), la creación de Auschwitz (1940), el asesinato de Mahatma Gandhi (1948) y Martin Luther King (1968), los asesinatos de los Juegos Olímpicos de Munich (1972), el asesinato de un símbolo como John Lennon (1980) y en el ámbito local, el inicio de la dictadura militar de 1976 que enlutó durante años a los argentinos.

Pero la clara estrella del 2020 (aunque se vienen cosas peores) será el Covid-19 que llegó para quedarse.



Una epidemia cada 100 años: peste de 1720, cólera de 1820, gripe española de 1920, coronavirus de 2020. ¿Real?

En el año 1720, se desarrollo la última pandemia de peste bubónica, la peste de Marsella por su origen, expandida por la trasmisión de pulgas infectadas, dejaba mas de 100 mil muertos en esa ciudad. Peste que con unos 100 millones de decesos a nivel mundial en su historia. Con casi el 40% de la población europea muerta, afectaron Asia y África siglos antes.
Esta, llamada la muerte negra, se la consideró como el primer arma de guerra biológica ya que los ejércitos del siglo XIV catapultaban cadáveres infectados sobre las murallas de pueblos y aldeas con el fin de propagarla.

En 1817 llegaron los primeros registros de una  pandemia de cólera en países como Tailandia, Indonesia y Filipinas, sumando en un solo año (1820), 100 mil muertes. Pero esta se extendió entre 1817 y 1823, repitiéndose en 1963 y vigente hoy en día.

La mal llamada, gripe española, llego en 1918, recibiendo este nombre por la censura que daba la prensa a la misma, con origen en EEUU. Para ser mas específicos, el 22 de agosto de 1918 con el ingreso a un puerto español de soldados de EEUU contagiados.
Este virus que infectó y mató a millones de personas en el mundo, con una taza de mortalidad del 10% al 20%, se estima se cobró la vida del 3% al 4% de la población mundial.



Estos datos, algo supersticiosos, omiten que hasta el siglo XIV se habían registrado mas de 150 epidemias (imposible calcular su alcance mundial) como tifus, viruela, influenza, la misma peste bubónica, etc.

Pero vamos a lo que importa de lo que nos esta sucediendo. Creo que todos están sobre informados del tema y, incluido yo, no queremos sobre cargarnos con mas.

¿Y que es lo que nos compete en este post entonces?

El planeta se tomó un respiro. Bajaron las emisiones de gases, los animales danzan felices por las calles, nadan delfines en Venecia (fake news) el cielo esta azul y el aire que respiramos, es sano. Para los animales, claro y el planeta demostró que en 2 meses, puede recuperarse sin nosotros, ubicándonos como las pulgas que se puede sacar con solo sacudirse un instante.

Aunque pocos lo vayan a entender, esta pandemia, nos trajo al frente miles de situaciones que no esperábamos. La torre Bollingen de Jung. El encuentro con uno mismo.

Esa cita obligada que seguimos postergando con miles de cumplidos y metas, dejamos se aleje en el tiempo, transformándose solo en una fantasía de yogis meditando en la India o un cursito de fin de semana para colgar otro papelito en la pared de mi evolución egóica según de que lado de la moneda este. Si nací en Pacheco y me creo Tibetano, o si nací en Ramos Mejia y me siento faraón egipcio por que me tiraron las cartas en la plaza.



En su obra "Tipos Psicológicos" Carl Gustav Jung, nos muestra que no existe una actitud positiva o negativa ante la supuesta diferencia entre Oriente y Occidente. Por lo que huir de donde estamos, no va a cambiar mucho.

Occidente, de donde venimos,  por excelencia, tiende a exacerbar su capacidad de adaptación y extroversión en busca de cambios radicales. En cambio oriente, por medio de la introspección y una actividad introvertida, se orienta a la búsqueda de la plenitud, la verdad y los valores no relacionados con lo pasajero. Por lo que no deja de ser una elección la búsqueda y no un tema geográfico o de disfraz.

Dicho por el mismo Jung, la complejidad de la mente es demasiada amplia para colocarla entre estos dos temperamentos, extendiendo por el una lista de 8, dejando atrás los actualmente usados por algunos test de personalidad de los 16 factores de Cattell, rígidos por donde se los mire, incorporó conceptos como el inconsciente colectivo y los arquetipos.
Esa huellas del pasado que se reflejan en forma creativa en la vida de todos. Siendo los arquetipos, manifestaciones simbólicas del inconsciente. Una relación directa del inconsciente fundamentada por un arquetipo, una idea platónica, desarrollada por varios pensadores, de un estrato metafísico donde viven las ideas. Inmutables y puras.

¿Pero que trajo por casa realmente todo este movimiento? 

Vernos a nosotros mismos.

¿Que nos trae tanto mal al mundo cuando ya no tenemos a quien o que echarle la culpa?

Nuestras propias emociones contraproducentes. Marañas de pensamientos que no llevan a buen puerto y miles de técnicas de libro para llegar a un iluminación que se termina al cerrar el video Youtube.

Y aquí comienza el camino.

Para lograr vernos a nosotros mismos, debemos, en un principio, reconocer la ignorancia. Esto no implica solo falta de conocimiento de ciertos temas, sino la percepción equivocada de lo que nos rodea.
El concepto de vacuidad tan de moda en el budismo tibetano que consume occidente, es imposible de ver, sino quitamos el manto de ignorancia, que hace que percibamos las cosas desde el deseo y el odio.
Esa ignorancia, basada en los dos pilares citados, nos ata a un sufrimiento constante, por lo que debemos reconocerla y aceptar que la falsa apariencia que le adjudicamos a a las cosas, es el primer paso para un cambio.
Partiendo de que como seres psicológicos, necesitamos un reflejo, el espejo nos devuelve una imagen distorsionada de quienes somos y son los demás constantemente. Por este motivo, cuando se siente odio o un deseo intenso por algo o alguien, este se muestra solido, inalterable e imposible de comprender, dejándonos avasallar por la emoción.

Debemos partir de la idea de nuestro yo, el que nos creamos, como así también a los otros, depende de lo establecido por el pensamiento conceptual. Esto quiere decir que, sino es creado por la mente y debidamente autorizado, deja de existir.

El constante auto engaño en el que vivimos, nos lleva al centro de todos los problemas y soluciones.

Esa carga que llevamos sobre nuestros hombros.


Conociendo nuestra propia naturaleza, la percepción de estos puede aplicarse a un cambio de óptica.

Sea un problema laboral, de pareja o de lo que desfilan una y otra vez por los consultorios psicológicos convencionales ante el oído cínico de profesionales, que a pesar de saber el mal en un 99% compatible con todos sus pacientes, calla para perpetuar su negocio y modo de vida, tienen solución simplemente, reconociéndonos.

Escuchando los momentos de tensión que viven muchas personas cercanas en la cuarentena actual, nos da un gran ejemplo.

¿Y lo externo no afecta? 

Imaginación, entendimiento y razón.

Según Kant, el estado moral, depende de la libertad. Partiendo de las facultades de imaginar, entender y razonar, la felicidad, virtud y libertad, no deben ser condición para la existencia o no del otro.
Y aquí entra el llamado sacrificio, o auto sacrificio. Ley moral impuesta por el cristianismo, que fue revaluada por muchos pensadores y cuestionada hasta el hartazgo por el pensamiento individualista con todo derecho.

Entonces ¿Las frustraciones que nos llegan del exterior nos afectan, o no? Y si es así, ¿de que manera? 

En viaje a Ixtlan de Carlos Castañeda, Don Juan en una de sus enseñanzas, dicta que toda la energía con la que contamos, ya se encuentra distribuida. Por este motivo, no podemos romper la hegemonía de nuestra percepción y la única manera de lograr tener energía extra para distribuirla, es deshaciéndonos de aquellas que no nos suma nada.
Volvemos al factor externo. Lo que nos daña es que nos ataquen, nos acusen, nos toquen el amor propio, sea escudándose en pasiones, familia, o logros, pero siempre partiendo de un gasto de energía en busca de encajar con el exterior.

Muchas de las acciones que realizamos a diario, llevan a una entrega total de nuestro ser. Sea trabajar, conversar con otro, manejar, viajar en transporte publico, escuchar una decisión ajena o simplemente meditar.

Esto, lo hacemos siempre desde la espera de un resultado, mezclando sentimientos y emociones en lugar de comprender que ciertos actos , deben desarrollarse para nuestra existencia. Esas rutinas diarias que son nuestra perdición y nos tiranizan y atrapan.

Escudos para negar el universo que nos rodea y nos hacen cargar un mochila enorme de pensamientos, frustraciones y dolencias psicológicas que se cristalizan en nuestro inconsciente, volviéndonos androides que no razonan y se auto castigan hasta el final de sus días.

Para facilitarnos estas manías y mentiras, el culto constante a la ignorancia, es hilo conductor de quienes por medio de la política y cultural junto con la concepción de una falsa libertad,  nos llevan a un estado de inanición constante, de vivir sin sentido hasta morir en un mundo que nos obliga a mirar al futuro. Pero parte del cambio es, no solo vivir en el futuro y el presente, sino en re significar el pasado para no cometer los mismos errores. Quitar ese estado de alteración constante que nos aprisiona con pensamientos pre concebidos por idealizaciones ajenas, entendiendo que cada ser, es distinto y depende de sus características personales.

Frank Miller, en el regreso del Caballero Oscuro (1986), que junto con Watchmen (1986), marcaron un antes y un después en el mundo del cómic, nos mostraba respuestas.

Con conceptos que parecen haber sido escritos por la misma Ayn Rand (La rebelión de Atlas), Miller nos enseñaba como "encojerse de hombros" ante lo que sucede en el mundo (no formar parte y seguir su camino de bienestar personal) no era algo alocado e individualista. Es un paso de evolucion y auto conocimiento, para luego volver a enfrentar la realidad que acontece, fortalecido no fiscamente, sino psiquica y espiritualmente. En este caso, Batman lo hacia a la edad de 70 años, para destruir ideas preconcebidas de bienestar de la mano del arquetipo del "Hombre Perfecto" que consideran las masas.



Cito:
“Debería ser una masa de músculos doloridos: rotos, gastados, incapaces de moverme. Y, si fuera un hombre mayor, seguramente lo haría, pero soy un hombre de treinta, de veinte otra vez. La lluvia sobre mi pecho es un bautismo. Nací de nuevo"

Este pensamiento individualista, condenado por una sociedad que se cree pluralista pero es egoísta hasta los huesos, es gran parte de la respuesta que necesitamos hoy, o al menos yo (como ser individual), necesito.

Desconfiar del Estado, el sistema y de la política en general, confiando más en el individuo, en cuya iniciativa, méritos y pactos voluntarios podemos depositar la capacidad para que una comunidad prospere, es otro paso mas.

Nos criamos en un mundo que nos hicieron creer que quitarle algo a un hombre para dárselo a otro, es lo correcto. Que la verdadera virtud no es lo que se logra, sino lo que hacemos por los demás. De creer que todos tienen derecho a una vida igual a la del esfuerzo de uno, solo por el hecho de existir. La que estamos obligados a darles en nombre del bienestar universal, donde se debe nivelar erróneamente para abajo (Jose Ingenieros), donde se deben aceptar concepciones biológicas erróneas y donde, en especial, la voz del individuo es aplastada por la de una masa anestesiada funcional al poder.

La esclavitud que el ser humano creyó romper con los de arriba, la tiene hoy no solo con ellos, sino con los que tiene al lado. Ese concepto seductor, de bienestar económico del menor esfuerzo por medio de la dependencia de otros.

¿Es mas cínico quien declara ser un explotador de sus facultades para conseguir poder y dinero a partir de la mano del otro? ¿O lo es el burgués que expresa palabras románticas de igualdad y hace su fortuna explotando a los desgraciados?



El quitar a quien fruto de su esfuerzo a conseguido sus logros, es igual a que un ladrón nos quite nuestras pertenencias, pero por medio de leyes acordes a la moral de la época.

Para superar la falsa idea de que las cosas y las personas existen como entidades auto suficientes, sin tener en cuenta la evolución de su consciencia, es lo que nos lleva a la ira, el orgullo y la constante envidia hacia la realidad ajena.

La única manera que podemos llegar a nuestra realidad, es interna. 

Cuando comencemos a ver que todas las emociones conflictivas parten de una percepción errónea de la realidad que enfrentamos a diario, entenderemos que es el primer paso para el cambio y la paz, es la destrucción de conceptos digitados durante años de quienes nos quieren subyugados a sus leyes beneficiosas a su individualidad egoísta, brindando migajas de placeres para que nos creamos libres.


Liberate.

"Locura es hacer una y otra vez la misma cosa, esperando distintos resultados" 

Albert Einstein 

1 comentario:

Rembrandt dijo...

Me alegra leerte nuevamente Mariano, siempre será importante escuchar todas las voces, la pluralidad de pensamiento es lo que nos eleva como sociedad .

Abrazos

REM