lunes, 26 de julio de 2010

Unidad 731

Podemos decir que muchas situaciones que enfrenta nuestra sociedad tienen en algunos casos la relevancia adecuada, pero otros no tanto.

¿Que determinará que esto cobre o no importancia?

El contexto en el que se encuentra tal situación puede o no dar la masividad necesaria. Sabemos de miles de atrocidades que se suceden día a día en Irak, Afganistán, etc, pero al ser un país de “Lejano Oriente” puede ser aceptado como algo común, ya que no nos toca de cerca.

Lo mismo ocurre cuando las situaciones son repetitivas, como accidentes de transito, delincuencia, asesinatos, violaciones etc. Todo esto pasa de ser una realidad complicada con un gran trasfondo socio político, a una simple estadística.

Como todo enfrentamiento bélico, la segunda guerra mundial no fue la excepción de las atrocidades: más de 60 millones de muertos (si leyeron bien) fueron el saldo (nunca estipulado con exactitud) de esta gran estupidez humana, que se sigue repitiendo.

Dentro de este marco de locura, se sucedieron miles de atrocidades que el 99% de las personas desconoce, abrumados por la “brutal” estadística de muertes y los campos de concentración Nazi.

Aviso al lector: La idea de este post, no es generar morbo, miedo, asco, ni nada que se le asemeje. Es un hecho histórico, atroz que sucedió, y que les aseguro, muchos no tienen conocimiento. Por eso les pido que si son impresionables, o puede afectarles a nivel psicológico leer o ver esto, no sigan leyendo. Utilicé imágenes entre todo “aceptables” y explicaciones no tan explicitas, ya que de esa manera, la información puede ser asimilada por una mayor cantidad de personas.
La memoria de los caídos en esta atrocidad, recibirá al menos un manto de piedad y los culpables (en su mayoría ya fallecidos) el lugar que se merecen.

Una primavera de 1989, un grupo de obreros que trabajaba en Shinjuku (Tokio, Japón) se encontró con uno de los más macabros hallazgos desde la 2da Guerra Mundial. En plena obra de re-urbanización de Tokio, el hallazgo de una fosa común, desconcertó al propio gobierno nipón.

Sin poder ocultar la información, en el distrito de Kanda, un estudiante obtuvo una caja de papeles antiguos, que pertenecían a un antiguo oficial del ejército. Estos documentos, contenían detalles de informes médicos y experimentos realizados desde su inicio hasta el final, conduciendo a una historia jamás contada.

Luego de que Alemania fuera detenida en su conquista mundial, los médicos de ejército japonés comenzaron a estudiar los productos químicos y biológicos que fueron usados en Europa durante el enfrentamiento, llegando a la conclusión que sería de gran utilidad en una futura guerra biológica.

A cargo de Ishii Shirō (Medico, microbiólogo y Teniente-General del Ejército Imperial Japonés) el Laboratorio de Investigación y Prevención Epidémica del Ministerio Político Kempeitai, cometió una de las peores atrocidades sobre la humanidad, durante el periodo transcurrido entre la Segunda Guerra Chino-japonesa (1937-1945) y la Segunda Guerra Mundial.

Este laboratorio fue mejor conocido como:

La Unidad 731



En 1932, Ishii mando a construir un campo de prisioneros llamado “Zhong Ma” (en Bei-inho, a 100 kilómetros al sur de Harbin) Ya en 1939, con la fachada de una purificadora de agua en el distrito de Pingfang (Harbin, China), el macabro laboratorio (de mas de 6 Km2), se encontraba en optimo funcionamiento.

Los elegidos para las pruebas eran denominados “marutas” (troncos en chino), y recibían una buena alimentación y trato, para poder obtener buenos resultados en las pruebas.

Las filas de “troncos” eran conformadas tanto por delincuentes, desertores, prisioneros de guerra y vagabundos. Estos eran tratados como simples ratas de laboratorio.

Según testimonios de prófugos utilizados en la unidad “Cuando Ishii necesitaba un cerebro humano para experimentar con el, ordenaba a los guardianes que obtuviesen el órgano. Estos tomaban un prisionero, y sujetando su cabeza contra el suelo boca abajo, partían su cráneo con un hacha, quitando en forma rápida el cerebro para las pruebas”

Los experimentos realizados, iban desde enfermedades (hongos, fiebre amarilla, tularemia, hepatitis, gangrena gaseosa, tétano, cólera, disentería, fiebre escarlata, ántrax, muermo, encefalitis de las garrapatas, fiebre hemorrágica, difteria, neumonía, meningitis cerebroespinal, enfermedades venéreas, peste bubónica, tifus, tuberculosis, etc) hasta gases como el fosgeno, cianuro, drogas como la heroína, etc. Otros eran sometidos a pruebas con artefactos eléctricos, inyecciones letales, o para medir las resistencia al dolor en autopsias en vida.

Debido a las grandes nevadas durante la guerra en Europa, los soldados tenían poca resistencia a las bajas temperaturas, por lo que en la Unidad 731, fue de vital importancia este estudio. Unos prisioneros desnudos, eran sometidos a temperaturas de hasta 30º bajo cero. Luego eran golpeados hasta sentir los huesos congelados, una vez comprobado, se experimentaban técnicas de descongelamiento, para poder aplicarlo en soldados Japoneses en el frente.

Aqui les dejo un video de la pelicula "The man Behind the Sun" (que narra las atrocidades ocurridas en la Unidad 731), donde se muestra el sistema. (Muy fuerte, por lo que no es recomendable mirarlo)



Otras de las atrocidades que sufrieron los “Troncos” fueron suspensiones en piletones boca abajo, para calcular el tiempo que tardaban en ahogarse, inyecciones de aire para hacer estudios mas cercanos de las embolias, etc.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Ishii y sus subordinados, luego de un pacto de silencio, destruyeron las instalaciones y evidencias, dejando en el anonimato (con un tinte de leyenda) lo sucedido en la factoría del horror.

Pero Estados Unidos poseía información sobre esta actividad y los científicos de Fort Detrick, Maryland (Unidad encargada de la investigación de la Guerra Biológica en USA), comenzaron entrevistas con los ex militantes de la Unidad 731.

Tanto Ishii como sus colaboradores, negociaron con Estados Unidos el privilegio de no ser juzgados por los tribunales a cambio de los resultados de sus experimentos y que esa información no fuera filtrada a la Unión Soviética.

En 1986, Max MacClain, ex prisionero del campo de concentración experimental, recuerda a su compañero de cuarto, que luego de recibir varias inyecciones, fue diseccionado.

Otros experimentos recordados por MacClain, eran los que se hacían con ántrax. Un prisionero era atado a un mástil y se hacían estallar bombas de ántrax (enfermedad híper contagiosa, que produce ulceraciones en la piel, envenena la sangre y mata a 9 de cada 10 infectados) para ver el tiempo de resistencia de un ser humano.



Las armas no eran la excepción a las pruebas y tanto fusiles, granadas, lanza llamas, eran probados con prisioneros vivos, para conocer su efectividad.

Tanto Estados Unidos como Japón, han negado estas atrocidades, a pesar que se hicieron públicos una colección de informes oficiales sobre el tema.

En una entrevista a Tomshimi Misibushi (ex miembro de la Unidad 731), con gran frialdad, podemos escuchar como detalla la autopsia en ser humanos vivos:

Hacia las incisiones desde aquí, hasta aquí (señalando el cuello) y luego a lo ancho del estomago. Primero gritaban, pero luego perdían la conciencia”
“La primera vez, dudé mucho sobre lo que me ordenaban hacer. La segunda ya me acostumbré y la tercera ya lo hice mas o menos voluntariamente” “Tienen que entender, que los “troncos” estaban allí, para propósitos experimentales” “Me enorgullezco de haber pertenecido a esta unidad” “ Fue la primera del mundo que usó armas biológicas en combate



El saldo de esta “locura científica” fue de más de 10.000 muertos en las más atroces maneras que puedan imaginar.

Increíblemente, tanto Ishii como sus colegas, siguieron sus vidas como grandes científicos. Con cargos en los altos mandos de la industria frigorífica, entes estatales, y hasta en asociaciones de gran renombre en Japón y los Estados Unidos.

Pero lo mas llamativo es que antes de su muerte en 1959 (cáncer en la garganta), Shiro Ishii llego a ser gobernador de Tokio, presidente de la Asociación Médica y del Comité Olímpico del Japón en la posguerra.

Les dejo un video (Lo mas serio que encontre, de un canal de Chile)



Junto con Josef Mengele (El ángel de la muerte), Vladimir Demikhov y Sergei Bruyukhonenko, Shiro Ishii debería encontrarse dentro de la lista de los MONSTRUOS que tan mal le hacen a nuestra raza.

8 comentarios:

Mariano dijo...

Algunos links para los que saben ingles....

http://www.youtube.com/watch?v=YdQ5HJl5XMU

http://www.unit-731.com/

Hay una pelicula que se llama "Men behind the sun" les dejo el torrent si la quieren bajar.

http://www.torrentz.com/4aecc5ca52c565b4ef61a61b597ff789a943707e


Saludos!

Anónimo dijo...

HOLA TATO!
MMM ESCALOFRIANTE! de mas esta decir q no mire los videos jaja de solo leer e imaginarlo se me revuelve el estomago!

otro aporte de tu blog! gracias por compartirlo como siempre!

BESOS
NACHU! =D

Talitá Kum dijo...

Las atrocidades son tales, en donde quiera y en cualquier tiempo que sea que ocurran... jamas es aceptado como algo comun. Y creo que a todos nos toca de cerca, como humanos; si perdemos esa empatía entonces estamos destinados a extinguirnos como especie.

Rembrandt dijo...

Que horror!!!
Ningún ser vivo se puede comparar con el hombre en lo que a niveles de crueldad podemos referirnos.
No es raro que Japón , aliado de Alemania (conformaban el Eje junto a Italia) realizara este tipo de experimentos, todo con el único fin de lograr el poder absoluto.
Desde luego EE.UU. , Rusia, Medio Oriente, Corea, China ..... etc. , la lista es interminable , hoy en día siguen haciendo cosas horrorosas , la única diferencia es que la comunidad internacional presiona fuertemente y de alguna manera los condiciona, lo que no significa que no lo hagan.
No hay dudas que el peor predador sigue siendo el hombre.

Ví solo el video de Chile , por mi salud mental me privé del otro (las fotos fueron más que suficiente para mí).

En fin Mariano, algo espantoso que resulta hasta increíble pensar que sea cierto.

Besos
REM

Sweet Tiff dijo...

por dios....un horrorrr que impotencia da esto. Tendrian q haber muerto y morir de la peor forma con la peor tortura en forma lenta.

fuera de esto. Coom estas? como has estado? gracias x tu apoyo y x seguirme.

mil besitos.

Unknown dijo...

Excelente entrada, Felicidades. Es importante recordar estos hechos para que tomemos conciencia y no permitir que se trate con tanto desprecio la vida del projimo.

Parras 20 dijo...

Lo que más me indigna, es la impunidad con la que los Estados Unidos trataron a estos crueles, e inhumanos personajes. Con su proceder, ellos, fueron también culpables. Cada vez estoy más convencido de que el ser humano, no merece el planeta en el que habitamos.

Anónimo dijo...

Verga q culeros japoneses hijos de puta madre tan indoles me gustaria q les hayan hecho lo mismo a esos perros.malditos de mierda rajarlos vivos y dejar q mueran como rratas poco a poco