¿Por que nos empeñamos en acaparar poder y cultivar placeres materiales?
En un día que la muerte nos toca muy de cerca a todos los argentinos, estas preguntas rondan por mi mente. Muchas de las acciones que nos hacen como persona, en una sociedad cada día mas vacía, son simples actos reflejos de un estándar diseñado a la perfección vaya a saber por quien.
“La clave de la inmortalidad es principalmente vivir una vida que valga la pena recordar”
“Trabajemos con empeño y tesón, que si las generaciones presentes nos son ingratas, las futuras venerarán nuestra memoria, que es la recompensa que deben esperar los patriotas"
¿Pero es tan así? ¿Cuantas vidas se han perdido por una causa supuestamente justa, o por sueños truncados?
En días como hoy considero que la muerte es solo un paso más en nuestra evolución como energía.
¿Pero vale la pena esperar el final, por el simple hecho de poder encontrar el camino hacia una soñada vida plena? ¿Y la que transcurre?
Otra de las cuestiones que me hacen pensar es:
El mundo que habitamos goza de una perfección, complejidad y a su vez sencillez in imaginada en el cuento más utópico de nuestra amada literatura fantástica.
El buscar el real sentido a nuestras vidas antes que nos alcance la muerte, considero, es nuestro principal error.
La vida que nos rodea, muestra gran interés por el poder, saciar sus necesidades y hasta en algunos casos, generar placeres que están fuera de un equilibrio. Pero allí nuevamente interviene nuestra naturaleza equilibrando todo, para continuar con un agitado pero armonioso sistema de vida.
¿Por qué se hace tan difícil aceptar que el camino tiene un final?¿Por qué la muerte a veces es justificada y otros tantos casos no?
En realidad:
Cuando el sistema de un organismo vivo, que para mantenerse así, regula el ambiente interno en una condición estable y constante, generando la homeostasis, es incapaz de genera este proceso, se produce lo que llamamos muerte.
Este final de ciclo que presenta un simple proceso con fecha de caducidad, parece lo más simple que cualquier persona racional podría aceptar. Pero no así, irónicamente, se transforma en uno los puntos fundamentales de la vida.
La reacción de vida ante una enfermedad terminal o hecho que atente contra la continuidad de esta, han desatado grandes cruzadas y hasta la aparición de los conocidos milagros que albergan nuestro inexplorado, poco desarrollado e inexperto envase conocido como cuerpo físico.
La obsesión del hombre por detenerla ha llegado al punto de experimentar con ella de muchas maneras. Experimentos científicos, contactos con el mas allá y sueños de inmortalidad han sido el camino de “vida” elegido por muchos.
Al margen que la muerte ha sido personificada desde la edad media con el sexo masculino, muchas religiones y culturas hacen de su figura a una mujer ya que su etimología proveniente del griego “mors” es femenina.
Su relación con la religión ha sido siempre cercana, equparandola con el mito de la creación y a la expulsión de Adán y Eva del paraíso, como una especie de muerte espiritual. La imagen de Adán fue tomada como lo opuesto a la reencarnación de Jesús (en algunas imágenes se colocaba bajo la cruz de Jesús una calavera o un cadáver que personificaba a Adán, mostrando el triunfo de Jesús y su pureza sobre la muerte, definiendo a la muerte como algo evitable), pero tiempo después Eva, que representaba la debilidad en la tentación del infierno, comenzó a personificar al ya “galardonado” malo de la película.
La personificación de la muerte es en muchos casos representada con una imagen desgastada, deslucida y triste. La incorporación del esqueleto, no fue hasta el siglo XV, logrando una relación estrecha entre la estimulación visual desagradable y la muerte.
El acercamiento de un hecho tan natural como la muerte al pecado, las actividades macabras y el camino de la mala elección fueron protagonistas en siglos en que esta era moneda corriente. Justificando con situaciones divinas y luchas de soberanía entre el bien y el mal muchos de los decesos en batallas y por causa de las pestes.
Podemos decir que en toda cultura el derecho de dar la vida y la muerte corresponde a los dioses, creando una divinidad que representa la vida y otra su opuesto.
En resumen podemos colocar a Dios (sea cual sea la religión) como Creador y a La muerte, como su opuesto de destrucción.
Pero no siempre es así. Hace ya tiempo me he acercado a la lectura e investigación de la cábala encontrando respuestas e hipótesis tal vez distintas al común de lo que nos rodea.
Los cabalistas citan dos causas que pueden dar origen a la muerte: por una parte cuando la divinidad disminuye en forma repentina su influencia sobre Nesha-mah (mundo interno o espíritu como lo conocemos) y Ruash (mundo de lo intermedio) con lo cual Nefesh (mundo de lo externo) pierde la fuerza por la que se ve animado el cuerpo material, dejándolo morir.
Como segunda causa, la denominada “muerte hacia adentro”. Esta consiste en que el cuerpo, como forma de existencia inferior y exterior, se desequilibra bajo la influencia de algún agente externo (enfermedad por ejemplo), perdiendo así la doble propiedad de recibir de lo alto la influencia para sustentar a los ya citados y de mantener por su mediación, la propia vida corporal.
El acercamiento de la sociedad a las religiones políticamente correctas en los últimos siglos, ha generado un creciente rechazo a la muerte.
La ansiedad y el temor a la perdida de nuestra individualidad, puede ser considerado en la como el mayor de los temores que promueven las religiones.Es por eso que la brecha que se presenta entre el mundo de los vivos y los muertos es cada vez mayor. Por un lado demonizando su imagen y por otro haciendo creer en segundas oportunidades.
En las practicas Vudú el conocimiento de la vida y de la muerte van mas allá de lo que nuestras mentes pueden aceptar. Una de las alianzas que se pueden realizar en sus prácticas (con el Barón Samedi) llega a lograr en casos específicos el dominio sobre los muertos.
El budismo (campo que he estudiado muy poco) Se basa en las cuatro Nobles Verdades: La vida es sufrimiento (sufrimiento que ni siquiera desaparece con la muerte, ya que Buda incluyó en sus enseñanzas la idea hindú de que la vida es cíclica, por lo que la muerte simplemente precede a una nueva reencarnación), que el origen de esa insatisfacción es el anhelo, el sufrimiento puede ser extinguido (nirvana) y que para extinguir el sufrimiento, debemos seguir el Noble camino óctuple (camino al nirvana). Por ello considera que la vida y muerte, para la totalidad de las criaturas (no sólo para el ser humano) se repiten en un ciclo llamado samsara, siendo uno de los objetivos, ofrecer una vía de escape a ese ciclo tortuoso e insatisfactorio, aceptando carácter indefectible de la muerte.
En cambio la preocupación del hindú no es la muerte. Sus creencias hacen sentir que su vida renacerá en otro lugar y forma. Se considera una manifestación de lo divino en preexistencia, ya que ha existido de alguna manera, y cuando él desaparece, no lo hará en realidad.
Por ultimo quiero citar a mi amada cultura Maya. Para ellos la muerte no es considerada una interrupción sino un proceso. Al morir, comienza un viaje en retrospectiva: recorrer cada uno de sus pasos por este mundo hasta que no quede nada de ellos. La recuperación de la memoria, las experiencias, la esencia de las posesiones materiales e incluso, las deudas pendientes son saldadas en este proceso.
La muerte es un tema del cual se pueden debatir siglos. Su real significado esta en el camino de vida que uno decide tomar.
Creo que la vida puede ser vista de muchas maneras según nuestra perspectiva y elecciones. Queda en cada uno aceptar no cual es el final para nuestros días, sino el camino que nos lleve a ese final, principalmente disfrutándolo.